Esta lección 11, es una lección muy completa, nos ofrece un panorama amplio sobre nuestra costumbre de cantarle a Dios, en cada reunión.
Así que aprovechando el tema me gustaría escribir algo al respecto, ya que es importante tener una panorama un poco más amplio.
Cuando estamos alejados de Dios, vivimos a expensas de nuestras propias capacidades, y nuestras propias limitantes, pero cuando nuestro Padre nos llama a formar parte de sus hijos y nosotros (buscando salud) aceptamos ser guiados por Dios, El nos proporciona diversas bendiciones y ahora sabemos que todo cuando somos y tenemos es por Dios.
De entre todas esas bendiciones que Dios nos otorga esta la alabanza; la alabanza no nace en el ser humano, es Dios quien nos da la alabanza para que así reconozcamos su grandeza, somos movidos por Dios para alabarle Sal 40.1-3 Es muy claro el salmo, estábamos en el lugar de la desesperación entre en lodo y Dios nos saca de ese lugar y lo que pone en nuestra boca es algo nuevo, algo que jamás habíamos hecho (porque no podíamos) y esto es la alabanza, ahora si podemos alabar a Dios, ahora si tenemos la capacidad de hacerlo y hacerlo bien, ya que el mismo pone en nuestro ser la alabanza.
Al respecto de lo mismo, podemos tomar por ejemplo el caso de los hijos de Aarón, Nadab y Abiu Lv 10 nos narrar la historia de estos dos sacerdotes que murieron al entrar al templo de Dios por ofrecer un incienso extraño, Dios les había dado una orden muy explicita y les había proporcionado la formula exacta del incienso, tanto en cantidad como en calidad de la materia prima, eso era lo que Dios le había dado a los sacerdotes para ser elevado en olor grato a El; en este caso, estos dos varones comenten un error, no nos dice la escritura cual fue el error, simplemente que fue algo extraño, es decir lo que Dios no les dio: razón por la cual fueron eliminados de la faz de la tierra.
Esto nos pone a reflexionar, al leer el salmo y la historia del levítico, que Dios es quien nos da la alabanza y que otra cosa no será aceptada por El, si uno es espiritual la alabanza será aceptada por Dios porque ya ha sido depositada en nosotros, y puedo elevarla donde sea y como sea, Dios me la ha dado para elevarla. Cuando uno no ha sido tocado por Dios, cualquier intento para alabarle es rechazado, Dios no ha dado la alabanza, no hay nada que elevar.
Alabamos a Dios a nuestro estilo, incluso podíamos decir que de acuerdo a nuestra cultura y región, podemos añadir elementos o quitarlos, pero nada de esto interviene para que la alabanza sea acepta por Dios. Si Dios ya nos ha bendecido con su poder y nos ha convertido, ya tenemos la alabanza y podemos elevarla con todo gozo y seguridad de ser escuchados por Dios.
Conclusión: Si Dios no nos da su alabanza no podemos alabar.
Así que aprovechando el tema me gustaría escribir algo al respecto, ya que es importante tener una panorama un poco más amplio.
Cuando estamos alejados de Dios, vivimos a expensas de nuestras propias capacidades, y nuestras propias limitantes, pero cuando nuestro Padre nos llama a formar parte de sus hijos y nosotros (buscando salud) aceptamos ser guiados por Dios, El nos proporciona diversas bendiciones y ahora sabemos que todo cuando somos y tenemos es por Dios.
De entre todas esas bendiciones que Dios nos otorga esta la alabanza; la alabanza no nace en el ser humano, es Dios quien nos da la alabanza para que así reconozcamos su grandeza, somos movidos por Dios para alabarle Sal 40.1-3 Es muy claro el salmo, estábamos en el lugar de la desesperación entre en lodo y Dios nos saca de ese lugar y lo que pone en nuestra boca es algo nuevo, algo que jamás habíamos hecho (porque no podíamos) y esto es la alabanza, ahora si podemos alabar a Dios, ahora si tenemos la capacidad de hacerlo y hacerlo bien, ya que el mismo pone en nuestro ser la alabanza.
Al respecto de lo mismo, podemos tomar por ejemplo el caso de los hijos de Aarón, Nadab y Abiu Lv 10 nos narrar la historia de estos dos sacerdotes que murieron al entrar al templo de Dios por ofrecer un incienso extraño, Dios les había dado una orden muy explicita y les había proporcionado la formula exacta del incienso, tanto en cantidad como en calidad de la materia prima, eso era lo que Dios le había dado a los sacerdotes para ser elevado en olor grato a El; en este caso, estos dos varones comenten un error, no nos dice la escritura cual fue el error, simplemente que fue algo extraño, es decir lo que Dios no les dio: razón por la cual fueron eliminados de la faz de la tierra.
Esto nos pone a reflexionar, al leer el salmo y la historia del levítico, que Dios es quien nos da la alabanza y que otra cosa no será aceptada por El, si uno es espiritual la alabanza será aceptada por Dios porque ya ha sido depositada en nosotros, y puedo elevarla donde sea y como sea, Dios me la ha dado para elevarla. Cuando uno no ha sido tocado por Dios, cualquier intento para alabarle es rechazado, Dios no ha dado la alabanza, no hay nada que elevar.
Alabamos a Dios a nuestro estilo, incluso podíamos decir que de acuerdo a nuestra cultura y región, podemos añadir elementos o quitarlos, pero nada de esto interviene para que la alabanza sea acepta por Dios. Si Dios ya nos ha bendecido con su poder y nos ha convertido, ya tenemos la alabanza y podemos elevarla con todo gozo y seguridad de ser escuchados por Dios.
Conclusión: Si Dios no nos da su alabanza no podemos alabar.