Otra lección muy bien hecha pero, particularmente, no me gusta el color que ésta tiene.
Y a continuación (siempre con todo respeto al autor de la misma) expongo mi punto de vista.
La misericordia de Dios es mayor que su ira, Dios es amor. Si se trata de destruir a una nación que sube en contra de su pueblo (Israel), claro que estos en su momento serán destruidos. Pero para los pecadores, aunque en algún momento hayan formado parte del pueblo de Dios (iglesia de Dios), también serán destruidos, en su momento, en lo que se ha llamado juicio final.
COMENTARIOS:
Al objetivo: Dios NO castiga. Esto es un concepto meramente humano, que nos lleva a actuar, no por amor, si no por temor. Incluso esto aplica a los que dejan el Camino, Dios no los castiga, simplemente los deja a sus propios fuerzas, lo bueno que les pase no será por la bendición de Dios, ni los males serán castigo de Dios; simplemente es la ley de correspondencia, cosechamos lo que sembramos 2Co 9.6, claro que el castigo para los pecadores, será al final de los tiempos, todos serán raídos de la faz de la tierra Ap 20.15.
Al tercer párrafo del comentario: NO es difícil permanecer en fidelidad delante de Dios , ni mucho menos en fidelidad de la sana doctrina, es perfectamente claro lo que dice Juan en su primera carta capitulo 3.9, quien ha nacido de Dios no peca, porque la simiente de Dios esta en él; este es un ser que ha sufrido la transformación que Dios le otorgo por medio de su espíritu, semilla o simiente; y con esa parte de Dios (simiente) dentro de nosotros es suficiente para ser fieles al Padre. La actitud que asume el apóstol Pedro, que ponen por ejemplo en este párrafo, es una actitud meramente humana que no tiene que ver con aspectos doctrinales, ni con que Dios haya puesto su simiente en él, e incluso cuando el apóstol Pablo le hace ver ese detalle en su persona, Pedro corrige esa postura y supongo que pidió perdón a quien fue necesario porque era guiado por el espíritu (simiente) de Dios Hch 15.8-9.
Al quinto párrafo: Lo que es cierto es que una vez que Dios nos ha transformado, nosotros cuidamos de esta transformación, con el ejercicio de la fe, dada nuestra condición humana (defectuosa) Ec 7.29, por negligencia He 2.1 podemos perder la visión y así caer, terminando fuera del Camino, lo que la final de los tiempos nos acarrea nuestra destrucción.
A la pregunta tres: Es cierto que quien rechaza la sangre del Señor, una vez degustada, le queda la expectativa de algo horrendo; pero también dentro de nuestra mente tenemos la capacidad de reconocer y sobre todo recordad que El Padre es generoso Lc 15.11.32, y que en su Hijo nuestro Señor, tenemos un abogado 1Jn 2.1. Nótese que esto sólo es en caso de reconsiderar nuestra condición, de ninguna manera esto nos debe llevar a una vida desordenada, delante de nuestro Padre.
A la pregunta cinco: Esta pregunta apoya lo que expuse con anterioridad, si no tenemos cuidado de nuestra salud, otorgada por Dios, el espíritu inmundo vuelve a habitarlo ya lo que encuentra vació.
Reflexión: Cuando dejamos el Camino, lo peor que nos puede pasar en esta vida es no estar con Dios, ya que como dice en Jr 2.19, tu maldad te castigara. Como hijos de Dios, nuestra forma de vida es por amor a Dios y no por miedo a un castigo.