De acuerdo al objetivo de la lección, la santidad (adquirida por Dios) en nuestra vida, no sólo beneficia nuestro espíritu, sino también aquellas personas que nos miran, y que incluso al ver nuestra conducta sepan que nuestra vida es diferente y de menos angustia en medio de este mundo.
En esta lección ya se ve un enfoque más acertado de lo que es la iglesia de Dios y no de lo que debe de ser; es decir: Cada uno de nosotros, quienes formamos la iglesia, Dios nos ha santificado por medio de su Hijo Ef 5.25-6, nuestro Señor; la santificación no es algo que logramos por nuestros propias fuerzas o meritos; la santidad es un don de Dios, pero esta en nuestras manos el conservarla He 2.1; 1Co 10.12;1Pe 1.15; esta en nuestra competencia el conservar esa santidad de la cual hemos sido revestidos, el ejercicio de la fe nos ayudara a conservar y llevar nuestra vida de manera santa, por eso el objetivo habla de que nuestra vida también es una forma de anunciar el evangelio, no sólo de palabra sino principalmente de hecho. Es por eso que el mensaje de Levítico es importante en nuestra vida a diario.
Si nos damos cuenta las preguntas están muy bien estructuradas, porque nos llevan de la mano paso por paso, para entender de forma optima lo que es la santidad, quien la otorga, como conseguirla, como conservarla en nuestra vida, y por ultimo lo importante que es delante de Dios el ser santos en toda nuestra manera de vivir.
Me atrevo a invitar a los expositores de la lección y a quienes participan a que analicen muy bien esta lección ya que en ella nos va la vida, y no hablo de esta vida material sino la vida eterna, porque es muy claro el versículo de He 12.14, seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie vera a Dios, como verán es imprescindible que como predicadores otorguemos, de forma clara y eficiente, las herramientas que la congregación necesita, porque de lo que de lo que digamos y de cómo lo digamos depende que los hermanos entiendan, reflexionen y busquen la santidad de nuestro Dios y Dios se las otorgara 2Pe 1.3-4
En esta lección ya se ve un enfoque más acertado de lo que es la iglesia de Dios y no de lo que debe de ser; es decir: Cada uno de nosotros, quienes formamos la iglesia, Dios nos ha santificado por medio de su Hijo Ef 5.25-6, nuestro Señor; la santificación no es algo que logramos por nuestros propias fuerzas o meritos; la santidad es un don de Dios, pero esta en nuestras manos el conservarla He 2.1; 1Co 10.12;1Pe 1.15; esta en nuestra competencia el conservar esa santidad de la cual hemos sido revestidos, el ejercicio de la fe nos ayudara a conservar y llevar nuestra vida de manera santa, por eso el objetivo habla de que nuestra vida también es una forma de anunciar el evangelio, no sólo de palabra sino principalmente de hecho. Es por eso que el mensaje de Levítico es importante en nuestra vida a diario.
Si nos damos cuenta las preguntas están muy bien estructuradas, porque nos llevan de la mano paso por paso, para entender de forma optima lo que es la santidad, quien la otorga, como conseguirla, como conservarla en nuestra vida, y por ultimo lo importante que es delante de Dios el ser santos en toda nuestra manera de vivir.
Me atrevo a invitar a los expositores de la lección y a quienes participan a que analicen muy bien esta lección ya que en ella nos va la vida, y no hablo de esta vida material sino la vida eterna, porque es muy claro el versículo de He 12.14, seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie vera a Dios, como verán es imprescindible que como predicadores otorguemos, de forma clara y eficiente, las herramientas que la congregación necesita, porque de lo que de lo que digamos y de cómo lo digamos depende que los hermanos entiendan, reflexionen y busquen la santidad de nuestro Dios y Dios se las otorgara 2Pe 1.3-4
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