En la antigüedad únicamente se ungía a los sacerdotes, a los reyes y en un caso especifico a un profeta. En los tiempos de nuestro Señor Jesucristo, Él instituye la unción a los enfermos, con el fin de sanarles Mr 6.13, cabe mencionar que cuando sanaba el Señor, sea con aceite o sin él, no sólo les quitaba sus enfermedades físicas también las espirituales Lc 5.20-25. Como el Señor nos dejo ejemplo ahora los miembros del ministerio podemos ungir, a petición de un enfermo, con el fin de sanarle de un enfermedad física; oración y unción es una combinación muy poderosa para que el enfermo encuentre salud en su cuerpo, y si Dios lo decide, también en su espíritu.
COMENTARIOS A LA LECCIÓN
He leído la lección y creo que esta bastante sobrada en argumentos para respaldar, esta hermosa practica de la unción a los enfermos. En un afán de buscar más versículos y situaciones que soporten escrituralmente la unción a los enfermos, se han forzado pasajes y situaciones que no tienen que ver con el hecho especifico de ungir a los enfermos. Dicho lo anterior paso a los comentarios.
La lectura base: El único versículo que se acopla a la perfección a la lección es Mr 6.13, los otros versículos marcados, aunque tiene que ver con la salud a los enfermos no nos hablan de la unción. Es aquí donde se empieza a forzar los versículos.
El propósito de la lección: Esta algo confuso en su sintaxis, se me ocurre una redacción como sigue: Comprender el propósito y el valor, de la unción a los enfermos, como facultad que Cristo lego a sus apóstoles.
A la introducción:
Párrafo uno: No fue una novedad el que Cristo sanara a los enfermos, ya el profeta Eliseo realizo milagros semejantes a los que hizo Cristo, sano enfermos, multiplico el aliento, resucito muertos… lo único que no realizo Eliseo fue caminar sobre el mar, aunque si hizo flotar un hacha, y sacar demonios, que es a lo que se aboca el párrafo, aunque no veo que para sacar a los demonios pusiera sus manos en sus cabezas y los ungiera en las sienes; además el sacar a los demonios no tiene nada que ver con sanar a un enfermo, mucho menos ungir a un enfermo. Segundo aspecto que trata de forzar una situación para hablar de la unción a los enfermos.
En ese mismo tenor se desarrollan los párrafos, dos, tres y cuatro, los párrafos están bien desarrollados, pero no tienen razón de ser en esta lección.
Párrafo cinco: Inicia basando en los párrafos anteriores, así que imaginemos que los párrafos anteriores, hablan de como Cristo sano, en determinado momento haciendo uso del la unción con aceite, así el párrafo si estaría perfecto.
Párrafo seis: Muy cierto que jamás se debe lucrar con la oración o la facultad para sanar a los enfermos, y por lo mismo con la unción, siempre vale la pena mencionarlo, dentro de esto igual el ofrecer la unción como un merolico ofrece sus remedios, siempre la necesidad de unción sale del afectado.
A las preguntas:
Pregunta uno: La respuesta a la pregunta es NO, la profecía de Isaías que nos indica que el Mesías, sanaría el dolor de la gente, se aplica sólo a la enfermedad espiritual, de hecho Cristo no quería hacer esa clase de milagros Jn 2.1-4, y cuando hace el primer milagro de sanidad, pide que no se diga a nadie Mr 1.44. La salud a los enfermos es producto de la misericordia del Señor, y de ahí que el empiece a realizar tales milagros.
Pregunta tres: Esta pregunta no tiene razón de ser ya que la base bíblica, habla del expulsar a los demonios, por lo cual esta fuera de lugar.
Pregunta cuatro: Esta pregunta para mi gusto debería estar para cerrar la lección ya sea la penúltima o la última.
El resto de las preguntas se me hacen muy interesantes para desarrollarlas el sábado en la congregación.
A la reflexión.
La unción por ser un recurso con que Cristo nos faculta, no esta condicionada al día sábado ni al templo, esta se hace a petición del enfermo, el día y donde él se sienta mal y con necesidad de recibir esa bendición tan especial.
A titulo personal.
Con mucho amor y respeto, invito a los hermanos predicadores a no forzar versículos de la Palabra de Dios, hay temas como esté, que la propia palabra nos explica de una forma muy sencillita.