Mis comentarios sobre la lección 8 Acciones de Gracias, los basare en un evento que sucedido hace miles de años, esto en los albores del pueblo de Israel.
Israel recién había iniciado el culto a Dios en el Tabernáculo y en Levito capítulo 10 nos narran las Escrituras que los hijos de Aarón Nadab y Abiú (sacerdotes de Dios) tomaron sus incensarios los llenaron de inceso y lo quemaron con el fin de ofrecerlo a Dios en el tabernáculo, esta acción les causo la muerte, ya que el incienso que presentaron no era el que Dios les había pedido. Las Escrituras no nos dicen porque el incienso era extraño, podríamos varias razones como: Que hicieron mal la mezcla, quizás era otra mezcla, quizás no la hicieron quienes debieron hacerla, en fin, lo principal era que el incienso no era tal como Dios se los había enseñado a hacer o dicho de otra forma no era el que Dios les dio. Esto marca una línea a seguir, que nos indica que no podemos ofrecer nada a Dios sin que Dios no nos lo haya dado antes, es decir que nadie puede alabar, orar o dar gracias a Dios si Dios no lo ha hecho antes hijo suyo y haya puesto esa alabanza en su corazón.
De ahí que nadie ajeno a Dios puede dar gracias a Dios, no es posible no tiene nada de Dios en su corazón, no existe en su mente el verdadero agradecimiento. El reconocer que todo cuanto poseemos en lo material y en lo espiritual viene de Dios.
Por eso en esta lección, aprendemos que las acciones de gracias son una respuesta al bien recibido por Dios y es una respuesta porque reconocemos que Dios ha puesto en nuestro ser todas y cada una de esas bendiciones. Por eso al momento de recibir una bendición de Dios damos gracias, y al reunirnos el sábado en el templo, compartimos esa gratitud con el resto de nuestros hermanos, para que juntos agradezcamos a Dios.
En la lección se tocan otros detalles, pero si es importante aclarar que como hijos de Dios reconocemos y damos gracias a Dios por todo.
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