lunes, 14 de junio de 2010

Lección 12- Habitos impuros y contaminantes


Antes que nada, los comentarios que vierto a continuación son con mucho respeto para el hermano que invirtió su tiempo y conocimientos en la elaboración de esta escuela, ya que quizás pueda parecer que contradiga lo que ha escrito, no es as, sólo acomodo sus propias palabras en un nuevo punto de vista. Como escribí en la entrada pasada, estoy abierto a recibir todo tipo de comentarios. Así que pasemos al tema.

Comentario 1. Me gustaría mover un poco el texto del objetivo de esta lección, con el fin de empezar a cambiar cierta tendencia en la forma de predicar, así quedaría el texto del objetivo: “Nuestra relación con Dios esta siempre en armonía porque somos guiados por su santo Espíritu; por esa razón (los hijos de Dios) no usamos habitual o casualmente, costumbres que dañan nuestro cuerpo y nuestra mente”.
De esta forma demostramos lo que somos, una vez que Dios nos ha vaciado de toda la suciedad que teníamos antes, esa suciedad que nos hacia estar en estado de muerte; luego (Dios) nos llena de su santo Espíritu, y ser llenos del Espíritu de Dios, nos lleva a una vida sana física y mentalmente.

Comentario 2. La lectura base es una muestra de lo que he expresado anteriormente, ¿Para quién será el dolor? […] para los que no han sido llenos del Espíritu de Dios y como no lo tienen, no pueden controlar sus impulsos que le llevan sólo a problemas.

Comentario 3. Al primer párrafo de la introducción. Aquí veo un pequeño error de apreciación pero no de sentido, es Dios el que hace de nuestro cuerpo un templo, nosotros no podemos, no esta en nuestra capacidad por mucho que lo deseemos; en cambio Dios si tiene el poder de hacer un templo de cada uno de nosotros, lo que nos corresponde a nosotros es ocuparnos (ejercicio de la fe) de mantener este templo en condiciones optimas para que siga siendo habitado por Dios.

Comentario 4. Al tercer párrafo de la introducción. Por lo escrito en este párrafo, se vuelve imperante la necesidad de que el tema de la sexualidad (sana) en casa ya no sea un tabú; como padres, debemos informarnos adecuadamente para saber orientar a nuestros niños acerca de lo que pueden ver o escuchar, no sólo en la televisión, sino también en la escuela, en la calle… si un hijo es orientado sanamente, en el terreno sexual, por alguien que tiene la mente del Señor, se evitaran vario males, que aquejan a esta sociedad y que efectivamente no deben aquejar a nuestra sociedad (la iglesia de Dios).

Comentario 5. Al párrafo cuarto de la introducción. Efectivamente nuestro cuerpo y nuestra mente están limpios gracias a que el santo Espíritu de Dios nos dirige y reina en nuestras vidas, y es precisamente enseñando esto que se combaten todos los males descritos y los que no se escribieron y de los que ni nos imaginamos; si empezamos a enseñar que Dios es quien transforma nuestra vida a una vida plena en espíritu, y es Él quien a partir de ese momento esta con nosotros, empezaran nuestro espíritu a crecer porque Dios proveerá todo para no dejaros en el camino, al final es lo que quiere Dios, que vivamos en espíritu y verdad. Sólo Dios es quien nos transforma en nuestra mente y espíritu y lo que Él hace, esta bien hecho. Así se evita la doble moral que se menciona en este párrafo.

Comentario 6. A la segunda pregunta. Sí es grave participar de los frutos de la carne, definitivamente, pero él que participa de los frutos de la carne es aquel que no ha sido lleno del santo Espíritu de Dios 1Jn 3.9, quien ha nacido (llenado del Espíritu) no peca más, por lo cual no es participe del pecado, porque la simiente de Dios esta en él. Lo mismo pasa con la pregunta cuatro, no es que debamos alejaros de la violencia, los vicios o inmoralidades en todos los sentidos; sino que al ser habitados por el Espíritu de Dios esas conductas ya no son nuestras, Dios las ha quitado de nuestra mente, por lo cual no es parte ya de nuestra forma de vivir, es muy claro el apóstol Pablo al decir, eso erais alguno de vosotros… ya no somos así, ahora nuestra vida es sólo hacia la justicia. Así que no se trata de deber alejarse, sino que ya ni nos acercamos por esas conductas no son las de un hijo de Dios.

Comentario 7. A la sexta pregunta. Aquí me gustaría cambiar la pregunta la cual quedaría así: ¿Qué conducta muestra que somos hijos de Dios?. Porque la santidad no es un deber a cumplir, sino una forma de vida en nosotros, esto porque Dios nos lo ha concedido.

Espero no incomodar a nadie con los comentarios anteriores, no es mi intención; con todo, de mi parte existe una total apertura al dialogo, háganme saber su correo eléctrico y con gusto intercambiamos puntos de vista.

PAZ A VOSOTROS.

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