lunes, 11 de octubre de 2010

Lección 3 - La infacia de Jesús

Si bien es cierto que Jesús, fue un niño como todos nosotros, con todas las bondades y defectos que tenemos los seres humanos, tuvo la capacidad de decirse por seguir al pie de la letra la religión de sus padres (terrenales) y llegado el momento actuar a favor de su Padre celestial, nuestro Padre celestial.

Efectivamente no era un niño común, la escritura da testimonio de que se fortalecía y se henchía de sabiduría; y aquí quiero hacerle una pregunta a los padres y a los propios instructores de niños, ¿a quien no le gustaría tener un hijo o un alumno como el niño Jesús?, y puedo oír la respuesta de todos, al unísono diríamos a mi. Ahora les hago otra pregunta ¿quienes somos como José y Maria? Para tener un hijo como Jesús se requiere ser unos padres como José y Maria.

Nuestro Padre no iba a dejar el cuidado y la formación de su Hijos, aquí en la tierra, a cualquier matrimonio, sí Dios elige al matrimonio de José con Maria es por una razón muy poderosa, ambos eres seres justos, Mt 1.19, Lc 1.28-29, la escritura no a cualquiera declara justo, José es declarado justo y Maria gozaba de la gracia de Dios, también por su justicia. Esta era la pareja perfecta que Dios elige para formar, guiar y sobre todo cuidar y proteger a su Hijo, durante su infancia ya que su labor en su edad adulta cambiara el rumbo de la humanidad.

Por lo que hemos visto Dios no confió el cuidado de su Hijos a una pareja rica o de buena posición social, tampoco a una familia de ancianos sabios o a una pareja hermosa; Dios confía a su Hijo a una pareja justa, una pareja que llevaba al pie de la letra la ley de Dios, una pareja que se amaba, por que ellos mismos se amaban porque amaban a Dios y sabia que ese mismo amor se lo habrían de transmitir a ese pequeño ser que crecía en gracia y sabiduría.

Reflexión: ¿Somos unos padres como José y Maria, para tener un hijo por Jesús?


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